Gregory Zambrano
Cinco poemas de Paisajes del insomnio
Los gatos
(Para Violeta Rojo)
Los veo pasar / altivos
En sus pelajes señorea
la arena ardiente de Egipto
y la certeza del invierno
En sus lomos erguidos
van las tribulaciones de Jonás
y su ballena
En sus garras /el manotazo del sueño
que rasga el horizonte
En sus ojos
la agonía del sol en los ocasos
En sus pasos
el mundo que jadea
antes del goce de los cuerpos
antes del perdón
antes de la fiesta de resurrección
Tarde de otoño
(Para Yutaka Hosono)
Absorto / frente a una taza de café
leo los poemas de José Watanabe
Veo pasar la gente
cada quien lleva una historia
de guerra o de amor / tal vez un sueño
El poema se posa con el sol en las espaldas
Descansa sus sueños en las nubes
lejanas / lentas / fatigadas
Los versos del joven Watanabe me acompañan
vienen espejismos / mujeres / elefantes
las miradas nostálgicas / las pesadillas
Me sorprende su irónica sonrisa
las dudas de un viejo
eternamente joven
sabio y sosegado
Las hojas de los sauces se arremolinan
en esta tarde de otoño
tristes /indiferentes
Amo estas calles de transeúntes distraídos
Leo en sus ojos
La vida entera
(Homenaje a Anne Sexton)
La respiración taladra más allá de la médula
más allá de la cal de los huesos
Paso a paso desando el boulevard
busco una calle que me perturbó en el sueño
Nada hay parecido a la pared rugosa
y al jardín que olía a azahares
al muro de piedra / de conchas marinas incrustadas
Busco la calle exacta y la puerta de madera
que apareció en la playa cuando bajó la marea
Busco la bahía
pero no reconozco el horizonte
Quisiera salir del sueño
y encontrar aquella casa
quisiera recorrer sus pasadizos
subir un piso / luego el otro
reconocer los viejos armarios
las fotografías
la duela de tablillas finas que tanto cuidabas
Pero ésta es otra casa
está vaciada de vida
no hay sillas / camas / ceniceros
sólo pulula un rancio olor de algas descompuestas
tal vez los fantasmas
abuelo / padre / el niño que yo era
Una música tenue viene de otro sueño
afuera los candiles titilan
todo está oscuro aquí adentro
La calle se extiende de una a otra orilla
como la vida entera
Las dos orillas
(Para Andrés Rojas, «Papá chino»)
Heridos en el corazón del mismo padre
vagamos a ciegas / escuchamos cantos de sirena
murmullos / amenazas / ciega obsesión
voces de algún profeta que no cree ni en sí mismo
Hermanos recelados buscan en el fondo de la noche
un puerta hacia el paraíso
lamentan el infortunio / la sordera
no hay tierra prometida / no hay camino sobre el mar
ni peces ni pan
sólo esa voz /ese rumor aciago llamando al odio
la resaca de tantos día sin dormir
estamos en las dos orillas /veo los rostros
la tristeza / el espanto
Hoy no reconozco a mi hermano
y sin embargo
espero que un nuevo sol traiga sus sueños /y los míos
Volveremos a caminar / juntos
Estaremos muy despiertos cuando
la larga noche cese sus espantos
Silencio de miedos abisales
Todo está robado, traicionado y vendido.
El negro impulso de la muerte se cierne sobre nuestras cabezas.
De un ansia amarga están poseídos todos.
¿De dónde nos llegará la salvación?
Ana Ajmátova
¿Cómo saldremos de este laberinto?
¿dónde hallaremos agua y luz para el remanso?
¿cómo decir paz en mitad del torbellino?
Viene el enjambre de ruidos infernales
viene la noche con sus sombras lacerantes
emisarios de la muerte sin rostro ni piedad
La voz se quiebra y ahoga el llanto de los niños
todo es ruido confusión
vértigo y cristales rotos
Silencio de miedos abisales
El tiempo parece detenido pero no
las horas han pasado escondidas en sus sombras
Mi país ha visto los horrores de la guerra
las de ayer las de hoy que dentellean
Amanece
el sol revela el horizonte
vuelve el día a clarear las esperanzas
Por encima de las llamas
y los sueños abatidos
volverán a abrazarse los hermanos
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Gregory Zambrano, Paisajes del insomnio, Universidad Autónoma de Nuevo León, México, 2015. Colección «Palabra en Poesía».
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